sábado, 16 de mayo de 2020

La naturaleza de los nombres


Crátilo es el nombre de un diálogo escrito por Platón en el año 360 a. C. Esta obrase basa en el dialogo platónico, según la revista electrónica de estudios filológicos ´´Crátilo ocupa un lugar destacado en la historia de la lingüística. Es una obra fundacional de un gran filósofo. Plantea un debate sobre la naturalidad o convencionalidad de las palabras, en el que interviene Sócrates como árbitro de la cuestión.

Sócrates decía que nosotros le damos nombre a las cosas y que estas son llamadas tal cual. El mismo en esta obra hace una comparación con el hombre y un caballo, ambos son seres vivos, citaba un ejemplo diciendo que,si se intercambiaran los nombres y le llamáramos al hombre caballo y al caballo hombre, estos no tuvieran el mismo valor porque el caballo seguiría siendo caballo en todo el mundo y el hombre, hombre. El nombre no determina la naturaleza de las cosas, sino su existencia. Las cosas obtienen sentido en el valor y el uso que nosotros le damos. El hombre no es llamado hombre por como lo llamen sino por lo que representa. Este es un ser humano racional, varón o hembra. En el principio dijo Dios­­´´Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. ´´, Gen: 1:27. Un ser humano es capaz de razonar, lo que el caballo no es porque es un animal y no tiene lenguaje que no es más que la facultad que tenemos para pensar.

En diferentes países las cosas poseen un nombre distinto, pero según su significado semántico expresan en muchas ocasiones su naturaleza real, aquella que no se puede ocultar con un nombre antepuesto, es decir no podemos nombrar aquello que ya tiene nombre según su uso. En el génesis de la historia Dios nombra a cada cosa con un nombre y con un uso determinado, desde los cielos y la tierra hasta el hombre, si en ese momento estas cosas nombradas por Dios hubieran obtenido otro nombre, no dejarían de ser lo que es, solo cambiaria su nombre porque estas fueron creadas con un fin determinado.

Las ideas de Sócrates y Hermogenes de que todas las cosas son iguales me parece más bien una teoría filosófica abordando su punto de vista de que el bien y el mal no existen. En el S.XI que vivimos la conducta del individuo referente a sus hechos determinara si es una persona buena o mal. ¿Cómo podemos determinar la conducta de un individuo sino es con sus hechos?, De ninguna manera, no se puede generalizar y creer en la corriente del relativismo la cual expresa que los puntos de vista no tienen, ni pueden llegar a tener verdad, ni validez subjetiva encuadrada en los diferentes marcos de referencia.

Los sofistas niegan la existencia del bien de forma objetiva, es decir una perdona puede decir que algo está correcto, en cambio otro puede sostener una posición de que esta en lo incorrecto, según ellos el bien o el mal es algo incorrecto según ellos el bien o el mal es algo relativo.
Sócrates utilizaba el método de la mayéutica que consiste en hace preguntas la sujeto, presumiendo que la verdad se oculta en la mente de las personas en búsqueda de la definición del lenguaje en su esencia, se han utilizado los principios de las palabras para determinar de una manera relativa lo que se quiere hacer en dicho texto.

¿Siendo así puede estar la verdad en constante cambio?

Particularmente la verdad no es absoluta, y se plasma como cualidad en la lectura, porque cada quien puede tener un nombre y un significado para una cosa, pero así mismo otra persona se refiere con ese nombre y ese significado para otro objeto, conocemos todos los conceptos y palabras existentes pero el coeficiente intelectual para interpretarlo es distinto en cada ente dependiendo la cultura donde se desarrolla. Platón de manera concreta y explicita nos muestra que los nombres son exactos por naturaleza, desde ese punto de vista el lenguaje es principalmente la forma de comunicación entre individuos, ya que existe cierta relación entre el Hombre y las cosas.

El Crátilo estudia el nexo complejo que existe entre lengua y realidad y si es posible desvelar la verdad por medio de las palabras.

Es posible que el nombre se originara como imitación al objeto, y con el uso el nombre evolucionara, agregando o quitando sílabas y variando su significado, además de ser cambiante de acuerdo en el medio que sea utilizado. También se puede concluir que conociendo los nombres no conocemos la realidad de las cosas. Los nombres son términos puramente convencionales que unifican la multiplicidad de la apariencia sensible mediante imágenes artificiales de las cosas, pero que no hacen referencia a las esencias y el conocimiento de las esencias permitiría depurar al lenguaje de términos inapropiados y construir un lenguaje que fuera verdadero instrumento de conocimiento.

Queda aún una cuestión por tratar: si los creadores de los nombres actuaron apoyándose en la creencia en un flujo y movimiento universal y continuo, ¿acertaron? No, si es correcto lo que Sócrates “sueña” (y Crátilo dice “tiene que ser así”), es decir, que existe una belleza absoluta y un bien absoluto, “y sucede lo mismo con todas las cosas que existen”. Esas son las cosas que exigen atención, no las cosas particularmente hermosas, ni la cuestión de si ellas están en flujo, sino la belleza en sí, que nunca cambia. De lo que está en continuo cambio no puede hablarse y tampoco puede conocerse. No se puede decir “esto” o “tal”; ello no es nada, porque, si permanece lo mismo por un momento, no está cambiando. Tampoco se puede conocerlo, porque, en cuanto el conocedor se aproxima a ello, se convierte en algo diferente. El conocimiento en sí no puede existir. O siempre permanece el mismo (lo cual contradice la doctrina del flujo) o, si la verdadera forma del conocimiento está siempre cambiando, ya no será conocimiento. No, si existe siempre alguien que conoce y algo conocido, si existe la belleza y la bondad y cualquier otra cosa que exista, es imposible que tengan parecido alguno con el flujo o el movimiento.

Concluyo diciendo con esta cita de Aristóteles sobre la obra: ¨Viendo que esta naturaleza toda está en movimiento, y que no es posible establecer verdad alguna sobre lo que está cambiando, concluyeron que no es posible un discurso verdadero acerca de lo que está cambiando en todo totalmente. En efecto, de esta suposición derivó la opinión más extrema de las señaladas, la de los que dicen que heraclitizan, la que mantenía Crátilo, quien llegó a la conclusión de que no debía hablar y solamente movía el dedo, y criticaba a Heráclito por decir que no es posible zambullirse dos veces en el mismo río: y es que él pensaba que ni siquiera una vez¨.


Cratilo, platón,360 a. C
Biblia Reina Valera, 1960
Revista filológica, Tonos, número 19, julio 2018
Aristóteles, Metafísica, 1010 a (Gredos, Madrid 1994, p. 191, edición de Tomás Calvo Martínez).




Ely Sánchez CH-7393 11/03/2020
La naturaleza de los nombres 

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